Tras el lanzamiento de la Release Preview de Windows 8, previa al lanzamiento de la RTM (julio) y de la versión final en retail (octubre), es buen momento de compararlo frente a Windows 7 en términos de rendimiento y también frente a la versión beta Consumer Preview de Windows 8.
Una comparativa utilizando un ordenador de sobremesa compuesto de:
- Placa base GIGABYTE GA-Z77MX-d3h
- Procesador Intel Core i7-2600K
- 4 Gbytes de memoria DDR3-1600 de Crucial
- Gráfica EVGA 01G-P3-1460-KR GeForce GTX 560
- Disco duro Western Digital Caviar de 1 Tbyte
- Fuente Corsair TX650 V2 de 650 vatios
Para las pruebas se utilizó la versión de 64 bits de Windows 8 con una mezcla de test sintéticos y de aplicaciones reales, repitiendo tres veces los test y obteniendo la media que muestran las gráficas.
BootRacer. Mide el tiempo de arranque hasta la pantalla de inicio de sesión y el inicio del escritorio.
El rendimiento general de Windows 8 en test sintéticos y pruebas reales es similar oligeramente superior al de Windows 7.
Windows 8 RP supera en todas las pruebas de rendimiento a la beta de Windows 8 Consumer Preview lo que muestra un buen trabajo de afinamiento de código en Microsoft.
El tiempo de arranque del sistema se ha reducido frente a Windows 7. Será interesante comprobar su respuesta cuando instalemos Windows 8 en las unidades de estado sólido de última generación en vez de en discos duros.
Se observan mejoras notables en la transcodificación de vídeo y audio, un aspecto que ya se pudo ver en la versión beta de Windows 8.
Aunque podemos considerar finalizada la etapa de desarrollo todo apunta a un ligero aumento de rendimiento en la versión final de Windows 8 y con el mismo hardware frente a Windows 7, ya que aún hay tiempo para la mejora del sistema tras la llegada de controladores más desarrollados, especialmente de la mano de AMD y NVIDIA.
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